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    Viendo a través de Gaudí

    Por el 11 julio, 2014
    Berlin - Upitravel

    Si hay algo que atrae a los visitantes que llegan hasta Barcelona por primera vez, es hacer un recorrido por la historia del genial arquitecto Antoni Gaudí.

    Lo cierto es que no es para menos, porque desde luego el legado que este genio dejó en Barcelona es digno de ser disfrutado con todos los sentidos.

    Hoy vamos a dejar de lado los monumentos más visitados del arquitecto como son la Sagrada Familia o las Casas Milá o Batlló y centrarnos en dos lugares emblemáticos que merecen un día para disfrutarlos a fondo: la Colonia y el Parque Güell.

    La colonia industrial, la Colonia Güell

    Puede que no sea uno de los escenarios más visitados de la Ciudad Condal, pero desde luego si quieres conocer un poco más a Gaudí, es una cita que debería ser ineludible.

    La colonia Güell, en Santa Coloma de Cervelló, se fundó a finales del siglo XX cuando el empresario Eusebi Güell trasladó a esta población la industria textil que tenía en la capital para alejarse de los conflictos que allí tenían lugar.

    Esta industria, a la que dotó de las mayores modernidades del momento, fueron sólo el comienzo de lo que acabaría siendo una de las colonias industriales más bellas e importantes de todo Cataluña ya que en ella participaron arquitectos como Francesc Berenguer o Joan Rubió. Pero lo que más destaca es la Cripta de Gaudí.

    Se le encargó a éste que construyera una iglesia para dar servicio a esta zona. La idea es que fuera un templo de dos alturas, con cimborrios y donde cupieran los habitantes de la colonia.

    Su construcción comenzó en 1908, pero Gaudí sólo pudo llevar a cabo lo que hoy en día se conoce como cripta, quedando inacabada y tan sólo rematada por un nuevo constructor para cerrar la  nave con muros de ladrillos y tejados. Aún así, la huella de Gaudí brota a raudales en cada uno de sus detalles: bancos, vidrieras, columnas retorcidas, incluso en la pila bautismal.

    Más allá de su arquitectura, merece la pena también conocer la historia de los trabajadores, que encontraron en esta colonia el lugar donde trabajar, relacionarse y donde poder dar una educación a sus hijos.

    Un parque mágico: el Parque Güell

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    Su construcción comenzó en 1900, cuando Barcelona era una ciudad moderna con una economía más que saneada gracias a su potente industria.

    Además, con la proyección de uno de los ejes más importantes de la ciudad, el Ensanche, la ciudad comenzó a vivir un gran crecimiento.

    En ese contexto, Eusebi Güell mandó a Gaudí construir una urbanización para la gente de la burguesía en la finca que había adquirido en lo que entonces se conocía como montaña Pelada.

    Con 60 parcelas que no llegaban ni a ser una sexta parte de la propiedad, se daban una de las mejores vistas de la ciudad, con el fondo del Mediterráneo y un entorno natural y sano que parecía perfecto para este proyecto.

    Viendo que años después no tenía el éxito que se había planteado, el propio Güell paralizó el proyecto y acabaron siendo sus herederos los que se lo ofrecieron al Ayuntamiento de Barcelona para convertirlo en un parque público del que pudieran disfrutar todos los barceloneses.

    Pasear por él contemplando las maravillosas ideas que llevó a cabo Gaudí es un verdadero placer para los sentidos. Desde su entrada, con la Casa del Guarda y lo que fue proyectado como Conserjería, intuirás al arquitecto. Subirás las escaleras monumentales que dan a la sala hipóstila (curiosidad, en un momento de genialidad, decidió él mismo prescindir de tres columnas), pero antes pasarás por uno de los emblemas de la ciudad, el dragón realizado con la técnica de trencadís.

    De ahí, no puedes dejar de subir para ver la llamada Plaza de la Naturaleza, conocida por los amplios bancos coloridos que permiten una de las mejores vistas del parque y que además es donde podrás hacerte una de las mejores fotos de tu viaje a Barcelona.

    Además, llegar hasta este enclave es llegar a las líneas de algunos libros y a escenas de películas que seguro te sonarán.