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    El turismo sostenible y su relación con el patrimonio

    Por el 19 septiembre, 2016

    El concepto de turismo sostenible se ha consolidado en la literatura, científica y no científica, de los últimos años como pieza básica en el debate sobre la gestión de los recursos turísticos. Sus definiciones son diversas, pero todas coinciden en hablar de tres dimensiones (social, ambiental y económica), el equilibrio dinámico de las que determina el grado de sostenibilidad de un modelo turístico.

    Precisamente, la dimensión social (o sociocultural) es la que tiene una relación más directa con el patrimonio material e inmaterial de un territorio, la que debe velar por el bienestar de la población y el respeto, recuperación y preservación de la cultura de la región anfitriona. Sin embargo, es seguramente el aspecto de la sostenibilidad más difícil de estudiar porque incorpora procesos complejos, fruto de su naturaleza cambiante y de las relaciones sociales que se establecen. El fenómeno social del turismo está caracterizado por su capacidad dinamizadora, que pone en funcionamiento diferentes sistemas de relación e intercambio desde el momento en que se inicia la actividad. El turismo se emplaza entre dos sociedades, la receptora y la emisora, que establecen una interacción social permanente donde se dan una serie de intercambios socioculturales, dependiendo de los modelos turísticos que la planificación turística establezca. La sociedad emisora es la que emite los visitantes que se desplazan a un destino donde entran en contacto con su vida y cultura, conociendo y disfrutando de los recursos turísticos disponibles. La sociedad receptora, en cambio, recibe en esta interacción las actitudes y comportamientos de los turistas que obedecen a un sistema normativo estructurado por los valores sociales de las sociedades de procedencia y su cultura (Díaz Martínez y Martínez Quintana, 2002). Así pues, el turismo constituye un marco en el que entran en contacto personas de bagajes culturales y socioeconómicos muy diferentes. De manera que los impactos socioculturales en un destino turístico son el resultado de las relaciones sociales mantenidas entre turistas y residentes, la intensidad y duración de las que se ven afectados por factores espaciales y temporales restringidos (Sancho -dir.-, 1998).

    Este fenómeno social entre personas y culturas de lugares diversos responde también a uno de los modelos turísticos que más éxito tienen actualmente: el turismo cultural. Aunque los orígenes del turismo cultural se remontan a los siglos XVII y XVIII con el llamado Grand Tour, viajes académicos que los hijos de la aristocracia realizaban por Europa con el objetivo de ver insitu los grandes y clásicos tesoros patrimoniales, a lo largo del siglo XX la actividad turística basada en la cultura y el patrimonio de un pueblo o ciudad tomó impulso hasta consolidarse fuertemente en pleno siglo XXI. El patrimonio cultural se ha convertido en uno de los valores más sólidos de las nuevas fórmulas de hacer turismo, y es por eso que hoy en día los destinos turísticos consideran el patrimonio un elemento básico de atracción y desarrollo turístico de calidad y con un importante valor añadido (Ballart y Tresserras, 2001).

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    Esta oferta turística con un alto componente y significado cultural sin duda responde a los intereses y deseos de un alto número de personas que tienen como motivación principal de sus viajes conocer, adentrarse, experimentar y sentir de cerca la cultura del lugar visitando sitios y monumentos de interés cultural (OMT, 1985; Silberg, 1995; Richards, 1996).

    Cualquiera que sea pero el modelo turístico, hay que tener en cuenta los posibles efectos que la actividad turística puede tener sobre un territorio, y estos responden en gran medida a la planificación y gestión que se haga. A menudo, en el ámbito cultural los impactos negativos han sido relacionados con una «desculturalización» del destino, es decir, con una importante pérdida de su identidad debido a la destrucción de ese patrimonio material e inmaterial que la hacía única y especial (Coma y Santacana, 2010). Esta pérdida de valor cultural tiene múltiples manifestaciones como la mercantilización extrema de las tradiciones locales que provoca una pérdida de significado de las mismas, la creación de una imagen turística falsa o estereotipada, y «el efecto demostración» que resulta de la desaparición de la cultura local para aprehensión de una foránea (Pearce, 1989). Aunque estos impactos negativos son fácilmente identificables en muchas de los destinos turísticos actuales, también se puede dar la situación inversa en la que el turismo ayude a estimular la propia cultura, recuperando tradiciones, costumbres y patrimonio que se incluya en la experiencia turística .

    Finalmente, un último apunte de actual debate sobre el turismo sostenible y su relación con el patrimonio recae en el llamado turismo accesible. El acceso al patrimonio cultural y natural es un derecho amparado por las leyes, pero aún hoy en día, en muchos destinos turísticos su patrimonio y su infraestructura no se presentan ni se gestionan desde una mirada inclusiva. Este derecho está apoyado por la OMT que estipula que:

    «La accesibilidad es un elemento crucial de toda política de turismo responsable y sostenible. Es una cuestión de derechos humanos y se també una extraordinaria oportunidad de negocio. Por encima de todo, debemos darnos Cuenta de que el turismo accesible no solo se bueno para las personas con discapacidad o con Necesidades especiales, se bueno para todos «(OMT, 2014, p.3).

    Desde el Campus de Turismo, Hotelería y Gastronomía CETT-UB queremos compartir con vosotros todas las nociones relacionadas con el turismo sostenible y el turismo cultural. Por eso os presentamos el Máster Oficial de Innovación de la Gestión Turística, en su especialidad en “Gestión Turística del Patrimonio Cultural y Natural” que permitirá a todos los profesionales tener los conocimientos y las habilidades necesarias para afrontar con garantías las nuevas exigencias de la actividad turística

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    Dra. Laia Coma
    Coordinadora del máster de Innovación de la Gestión Turística, especialidad Patrimonio Cultural y Natural