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    Londres y Estambul de La química secreta de los encuentros

    Por el 10 junio, 2013
    Berlin - Upitravel

    La química secreta de los encuentros, del francés Marc Levy, es de los libros que al acabarlos te queda un gusto agradable en la boca.

    Sus protagonistas, aunque dispares, llegan a calar dentro de la mente del lector.

    Tanto Alice Pendelbury como Ethan Daldry, aunque diametralmente opuestos, tienen algo que engancha.

    Pero si hay algo que de verdad deja huella en esta novela, son los olores tanto de Londres como de Estambul.

    El Londres de Alice y Ethan

    Partiendo hacia la ciudad de Brighton, ciudad costera a unos 80 kilómetros de Londres, desde la Estación Victoria, la aventura está servida.

    De hecho, el Palace Pier (actual Brighton Pier), donde está la feria, es donde el principio de todo, con la visita a la vidente incluida.

    El Londres de Alice pasa por Hyde Park, uno de los parques más impresionantes de la capital británica.

    Allí está el Palacio de Kensington, nombrado así cuando el rey Guillermo III movió allí sus habitaciones. En este parque se celebró la Gran Exposición de 1851, y para ella se construyó el Palacio de Cristal, situado al sur del parque.

    Para el otro protagonista, el Sr. Daldry, los cruces de Picadilly Circus y Trafalgar Square son especiales.

    Su sueño es ser capaz de plasmarlo en lienzo, con cada detalle, con lo visto y lo intuido. El tráfico de las calles en los años 50, los múltiples peatones con sus historias, el ajetreo del centro londinense.

    Si alguien no ha estado ahí, no puede dejar de perdérselo. Es vivir el verdadero corazón de la ciudad.

    Estambul, tierra de olores

    Para llegar a Estambul, por diferentes motivos aparentes, ambos protagonistas vuelan desde el aeródromo de Harmondsworth haciendo escala en París Orly y en Viena.

    Ya en la capital turca, cobra protagonismo Santa Sofía, llena de contrastes, con el bizantino por bandera en estado puro. Es famosa, aparte de por su valor artístico, por haber sido la primera iglesia de base cuadrada con una cúpula central acompañada de otras dos más pequeñas.

    El Gran Bazar, donde sus callejuelas, sus olores y sus tiendas conquistan a ambos protagonistas, es otro de las visitas obligatorias en esta ciudad. Con 22 puertas por donde entrar a sus más de 3500 tiendas, es uno de los bazares más grandes del mundo.

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    Los paseos de Alice y Ethan por las orillas del Bósforo, por el Barrio Beyoglu (en la parte europea y separado del casco antiguo por el Cuerno de Oro), Karaköy – barrio eminentemente comercial desde donde se accede a la Torre Galata – , las mezquitas de Beyazit, Süleymaniye o Rüstem Paça evocan un Estambul íntimo, lleno de olores mágicos, imaginables con una luz única y bucólica.

    Ver el movimiento de gente en Eminönü inspira de nuevo a Ethan a pintar un cuadro de ese nuevo cruce turco. Cuadro que esperará a estar en Londres para poder realizar.

    Pero si hay un recorrido especial, ese es el que realiza Alice por la calle Isklital, donde descubre sueños y notas olfativas nuevas. Actualmente es de las calles más cosmopolitas de Estambul y la cruza un tranvía muy famoso en la ciudad.

    Izmit, un pueblo a las afueras de Estambul, eminentemente industrial, la llevará a su propia historia a través de alguien que le dará las claves para entender su propio pasado y futuro.

    Cihangir es una zona del barrio de Beyoglu, llena de callejuelas y parques y donde todo cobra sentido para su profesión. Allí trabajará con un perfumista, como ella, que le enseñará olores y sensaciones que hasta entonces no había sentido.

    Ambos protagonistas, con Estambul en la memoria y Londres en la puerta, vivirán en este libro un camino único bañado por intensos olores y colores.