¿De verdad merece la pena comprar un tarjeta turística para visitar Nueva York?
Nueva York es siempre uno de los destinos de cualquier lista de viajes soñados. Pero no siempre es sencillo acertar cuando se comienza a planificar. Vuelos, tarjetas turísticas, transporte, reserva de entradas…se abre un abanico de posibilidades que, para los nóveles en este destino, les complica la preparación por no saber qué podría de verdad interesante y qué no.
Por eso, páginas como la de Comiviajeros preparan información que puede ser de gran interés con todas las opciones posibles para que, quien comienza su aventura neoyorquina, sepa a qué atenerse.
¿Cuáles son las opciones cuando de tarjetas turísticas se trata en la Gran Manzana?
Para entender bien qué es una tarjeta turística hay que hablar de su función. Se trata de comprar una tarjeta que permite visitar algunos de las mejores atracciones de la ciudad.
En el caso de Nueva York, en la lista no pueden faltar museos como el Moma, el Metropolitan, las azoteas de edificios como el Empire State o el Rockefeller Center, un paseo en un bus turístico que recorra sus principales avenidas, la visita a la Estatua de la Libertad, alguna visita guiada por Central Park, Broadway o incluso el Radio City…
En realidad la Gran Manzana tiene algo que ver en cada esquina.
Lass principales tarjetas que se ofertan para beneficiarse de mejores precios allí son New York Pass, City Pass, NY Sightseeing o Explorer Pass.
Tal como se explica en una completa review, dependerá del número de días, de los intereses de cada persona y de la intención de viaje que tenga para decantarse por una u otra.
Para saber, realmente, si se amortizará, es hora de planificar más o menos qué quiere hacerse cada día y qué precio tendría comprar – aguantando colas en cada atracción – en taquilla cada visita.
Visitar el Moma ronda los 25 dólares, a los que podría sumarse el Metropolitan (aproximadamente unos 30 dólares) y la visita a uno de los miradores, que suelen costar más o menos unos 40-45 dólares. Solo con estas tres atracciones casi vale ya la pena cualquiera de ellas. Eso sí, hay que tener muy claro cuáles serán los planes diarios, porque sino e fácil perder dinero.
Aunque la improvisación está fenomenal y más en una ciudad que tiene mil cosas con las que distraerse (parques, tiendas, escaparates, barrios, comida en la calle, etc.), cuando uno se plantea comprar una tarjeta turística debe tener claro que necesitará optimizar al máximo el tiempo y visitas para que salga rentable.