Ciao Berlín con airberlin
Hoy es nuestro último día en Berlín en el trip que nos preparó airberlin.
Tras desayunar con los compañeros en el hotel, de una forma bastante más pausada que ayer, nos pusimos en marcha hacia el río Spree para disfrutar de un paseo por el mismo viendo los monumentos y escondites de Berlín de una manera muy diferente.
Decir que el paseo fue una gozada es quedarse corto ya que la capital amaneció hoy con un espléndido día de calor.
Una hora después, ya acabada la ruta fluvial, tocaba ver un imprescindible en Berlín: la puerta de Brandemburgo. Verla tan majestuosa da para pensar en la época de la Berlín Imperial, presidiendo la avenida de Unter den Linden.
En el Reichstag descubrimos, aparte del maravilloso edificio que es el Parlamento y de su cúpula transparente, lo difícil que es hacerse una foto de grupo a la primera…
Las terrazas de Berlín poco deben envidiar a las españolas, y más con las temperaturas veraniegas que hemos vivido estos tres días. Sí, en Berlín si hace calor, es casi casi como en España.
Lo dicho, descanso para tomar un refresco y a seguir, que toca encoger un poco el alma con el Memorial al Holocausto. Este monumento, que se contruyó como homenaje a los judíos muertos en las guerras europeas, con su sobriedad, el gris único y esos enormes rectángulos de diferentes alturas te hace pensar en una época que por suerte ya pasó.
Tocaba ir a ver los rascacielos también, en la zona moderna de la capital alemana aparece el skyline que da paso al Berlín financiero en la Potsdamer Platz.
Era ya la hora de comer e irse de esta ciudad sin haber probado la currywurst es casi casi un delito, así que todos, sin excepción la hemos pedido en el Heat Restaurant, justo frente a la Berliner Dom, en una terraza de lo más agradable y un trato exquisito.
Como sobremesa nos tenían reservado un cocktail en una de las terrazas más altas de la ciudad, dentro del Hotel Park Inn situado en la céntrica Alexanderplatz. Ver Berlín desde las alturas es algo que merece la pena, sin lugar a dudas y más si las hamacas están libres y hace un día soleado como hoy.
De vuelta al hotel para preparar las maletas antes de salir a cenar por la zona de Friedrichstrasse, nos damos cuenta de la efectividad del transporte público alemán, al que más allá de no tener aire acondicionado y tan sólo dos ventanas por vagón, no se le puede reprochar nada.
Despedir Berlín cuesta porque es una ciudad que atrapa a sus visitantes, por todo lo que tiene por mostrar y por ese color tan especial que tiene en los días luminosos.
Eso sí, tenemos claro una cosa, al cruzar una calle, cuando el Ampelmann (muñeco de los semáforos) se ponga en verde….¡corre!
Mañana a primera hora iremos camino del aeropuerto porque nuestro vuelo de airberlin vuela a Varsovia a las 8.55 para aterrizar ya en tierra polaca a eso de las 10 de la mañana.
Lo dicho, Berlín no merece una visita…sino muchas. Auf wiedersen, pero nos veremos muy pronto de nuevo.