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    Belgrado, un cruce de caminos único

    Por el 6 abril, 2015

    Cuando la gente habla de Serbia, por desgracia lo hace de una de las partes más recientes de su historia en las que el conflicto armado formaba parte de su propio día a día.

    Sin embargo, si hay algo que Belgrado, su capital, ha conseguido, es resurgir una y otra vez a lo largo de la historia. Hablar de esta ciudad es hacerlo de una de las más antiguas de todo Europa, con lo que ya sólo por eso merece la pena ser tenida mucho más en cuenta de lo que ha sido durante las últimas décadas.

    Remontarse a su pasado es poder ver cara a cara algunos de los hallazgos más fascinantes del neolítico, pero también ver cómo hasta el siglo XV fue territorio húngaro. No fue hasta las maniobras de Stefan Lazarevic cuando pasó a formar parte ya de Serbia, aunque esto no trajo consigo la paz sino que fue luchada tanto por turcos como por austriacos.

    La llegada del siglo XX, con las dos Guerras Mundiales y, tiempo después, con la Guerra de los Balcanes, hicieron que tuviera que volver a levantarse en varias ocasiones nuevamente toda su infraestructura.

    Hoy en día, como capital de Serbia tiene mucho que ofrecer a quienes se deciden a conocerla.

    A orillas del Danubio

    Si hay algo que ha marcado a esta ciudad desde su fundación, ese ha sido uno de los ríos más nombrados y relevantes de esta parte del mundo. El Danubio transita por toda la ciudad y baña una de las fortalezas históricas más importantes no sólo de la ciudad sino de este país. Se trata de la Fortaleza de Kalemegdan, que te sorprenderá tanto por sus dimensiones como por su belleza. Además, se ha convertido en el lugar de paseo ideal ya que la rodean parques que hacen que puedas pasar una tarde maravillosa con unas vistas únicas de los ríos que concurren en ella.

    Lo cierto es que si hay algo que ha hecho que vuelva a estar en la mente de los turistas, es precisamente su momento de paz y sus bajos precios, convirtiéndola en uno de los destinos emergentes a tener más que en cuenta cuando se trata de conocer el Viejo Continente.

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    Visitas obligadas en Belgrado

    Son muchos los monumentos que podrás visitar una vez llegues a esta ciudad. Para empezar el recorrido, nada como acercarte hasta la Catedral Stevi Sava, nada más y nada menos que la iglesia ortodoxa más grande del mundo. Rodeada, además, por jardines, es una de las iglesias más bellas de todo el país, donde el mármol blanco y el granito cobran vida a través de una imagen que podemos asegurar que no olvidarás.

    El primer palacio que te recomendamos visitar es el Palacio Real de Belgrado, que aunque ha sido construido ya en el siglo XX, sigue siendo más que famoso por el Salón Azul y Dorado que, cuando visites, te dejarán sin palabras.

    El Palacio de la Princesa Ljubica es otro de los grandes lugares de recreo que tuvieron los monarcas de esta zona. La princesa, esposa del Príncipe Milos, está prácticamente intacto desde que fuera construido en el siglo XIX. Lo cierto es que hoy en día es sede del Museo de la Ciudad, con lo que acudir a visitarlo es una experiencia enriquecedora se mire por dónde se mire.

    Pero si de verdad quieres conocer a través de un museo la historia y lo mejor de su arte, sin duda tendrás que acercarte hasta el Museo Nacional de Serbia. Su casi medio millón de piezas, que datan de toda su historia, desde luego te permitirán hacer un recorrido por lo más interesante de su legado a través de miles de artefactos y objetos expuestos en su recorrido.

    Piérdete por el Barrio Skadarlija ya que será el lugar para poder coger el pulso real de la ciudad y de sus vecinos. Es quizás el más emblemático de la ciudad y donde de verdad comprenderás su verdadera forma de vida.

    Desde luego, si todo esto no te basta para tenerla en cuenta, será difícil. Disfrútala porque es de las ciudades más vivas que encontrarás en este país.