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    De viaje, ¡no pierdas tus cosas!

    Por el 21 diciembre, 2018

    Aeropuertos, taxis, transporte público, hoteles, monumentos, restaurantes, bares…todo un sinfín de oportunidades de perder las pertenencias mientras se está de viaje.

    Estadísticamente, durante un día de rutina, aunque se acuda a algunos de los lugares previamente mencionados, las pérdidas de pertenencias es menor. ¿Por qué?

    Porque mientras se está de viaje la mente se relaja, la atención se centra en disfrutar del entorno más que en estar pendiente de bolsos, jerseys, abrigos o incluso gorros o guantes si se viaja a destinos fríos.

    Para ello, existe una solución: la fe en el resto de las personas. Gracias a opciones como los sellos de caucho, se puede incluir forma de contacto de manera que, si algo se extravía, puede volver a su dueño.

    Personalizando datos como el teléfono o mail, es fácil que puedan contactarnos casi en el momento y poder recuperar algo que, por despiste, se puede haber dejado bajo una mesa o en un lateral de una barra, por ejemplo.

    Hacer el equipaje, con las nuevas políticas en materia de políticas de cabina, es cada vez más complicado y por ello más importante si cabe tratar de evitar que se pierdan las prendas con las que se ha ido hasta el destino.

    Aunque se está acostumbrado a poner el nombre en la ropa de colegios y de los más peques para evitar confusiones en las aulas, lo cierto es que desde que llegó también la cultura del gimnasio y deportiva, son más los adultos que han visto cómo algo tan simple como usar los sellos personalizados puede ser más útil de lo que aparenta.

    Basta ponerse en la piel de la persona que lo encuentra: una prenda en una silla, con una forma de contacto. ¿Cuál es la primera reacción? Hoy gracias a los móviles, poder contactar inmediatamente con el propietario. Más que el teléfono, que en muchos casos da vergüenza, la posibilidad de enviar un mail avisando de haber encontrado y dónde se va a dejar puede ser una solución y una forma de romper el hielo.

    ¿Te imaginas una gymkana para recuperarlo? Quizá sería el comienzo de una historia inolvidable.