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    Reinventando la vida, el turismo y el amor

    Por el 7 enero, 2021

    No cabe duda de que el 2020 ha sido un año nefasto para el mundo. Se cuentan por cientos de miles las vidas que se han perdido y por millones las personas que han padecido la virulencia del SARS-CoV-2.

    Y, ante la letalidad del virus los científicos del mundo se pusieron manos a la obra para lograr el antídoto que obrara el milagro de acabar con el ya conocido “bicho” que ha estado campando a sus anchas durante más de un año por todo el planeta.

    Llegaron las fiestas y la vacuna, apareció una nueva cepa más contagiosa e igualmente letal, nuevas restricciones de movilidad y viaje, severos confinamientos en Europa. En España, cada vez más comunidades y municipios imponen medidas para intentar minimizar el avance del virus. Pero, ¿realmente ha merecido la pena ser tan liberales durante las fiestas?

    Mientras algunos de nuestros vecinos europeos imponían duros confinamientos para frenar la propagación del virus con una incidencia bastante inferior a la española, aquí en España, se relajaban las medidas para permitir que familiares y allegados pudieran celebrar las fiestas navideñas como si no hubiese ocurrido nada, algo que todos sabían acabaría por pasar factura.

    Existe un dicho que proviene de la antigua Roma que reza “Al pueblo, pan y circo”, y que hace referencia a mantener contento y entretenido al pueblo para que no se inmiscuya en los asuntos propios de los gobernantes, algo que, sin duda, sigue aplicándose en la actualizad. Tan simple es el ser humano que se conforma con lo que le ofrecen sin plantearse ni por un segundo el motivo de tal ofrecimiento. Y pese a que el hombre se cree más inteligente que los animales, ¿cuántos de ellos no se mostrarían desconfiados ante una situación similar? Quizás alguien debería hacer un estudio sobre ello.

    En cualquier caso, ahora que la nieve parece haber llegado para el disfrute de todos, y, cuando muchos se disponían a preparar su viaje a la nieve, surgen nuevamente las restricciones. Así que, no queda otra que buscar entre las posibilidades que se encuentran dentro de los límites territoriales. Existen incontables hoteles con encanto tanto en las ciudades como en sus proximidades que pueden ser la alternativa perfecta en aquellos casos en los que el acceso a las estaciones de esquí no esté permitido.

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    Por otro lado, no se debe perder de vista que en algo más de un mes se celebrará el día del amor por excelencia, San Valentín, por lo que conviene ir ojeando las posibles opciones.

    Puede que los humanos sean mucho más simples de lo que algunos se imaginan, sin embargo, es posible que hayan aprendido algo de la situación vivida durante el último año en todo el mundo, quizás aprendieran a valorar a las personas que tienen a su alrededor, el patrimonio con que cuenta su ciudad o el entorno rural que se encuentra a apenas una decena de kilómetros.

    Y es que, no hace falta irse muy lejos para disfrutar en familia o con amigos de unos instantes tan agradables que perduren durante mucho tiempo.