De las más bellas y de las menos visitadas
Es increíble que una de las ciudades más bellas de Europa sea de las menos visitadas. Y eso es lo que sucede con Lisboa, capital que refleja fielmente el estilo único de vida portugués, fiel conservadora de sus tradiciones y que sin embargo se entrega a la cultura moderna y sus avances. Es una ciudad realmente increíble que sigue siendo una desconocida para muchos y que además la tienen de vecina.
Hay muchas cosas que hacer y visitar en la capital de Portugal e ideas no faltan. Lo ideal, al menos en esa primera visita para descubrirla y lamentar no haber ido antes, es dedicarle un puente o un fin de semana largo de esos de tres días. En ellos, y sin entrar en monumentos, museos y visitas culturales, dejando esto para las siguientes que sin duda habrá, pueden dedicarse a contemplar y explorar sus barrios, pasear por el Alfama, su antiguo barrio de pescadores donde abundan las casas típicas de comida para saborear la gastronomía típica portuguesa y deleitarse con el Fado tan melancólico y romántico a la vez.
Visitar otro día Belem, la ciudad de la Torre y los pasteles que es uno de los recuerdos más vendidos para llevarse de su visita. Mucho que ver y muchos motivos para repetir.
Y la oferta hotelera como corresponde a una capital europea turística pero con el encanto de la tradición que acepta el modernismo, es enorme.
Llegados a este punto, en el que la realidad empieza a recordarles que después de la magia de la visita y sus encantos hay que descansar, es cuando se plantearán donde será mejor. Para ello recurran al profesional de los viajes y los hoteles, entren en Expedia y dejen que el especialista le encentre lo más idóneo para ustedes en cada ocasión. Solo indíquenle sus preferencias y el resto es cosa suya. Ustedes a descubrir Lisboa.