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    Malta tras la pista de los Caballeros

    Por el 22 octubre, 2014

    Malta es un destino turístico de primer orden gracias a los precios de los vuelos que aterrizan en su capital y a toda la riqueza histórica y arquitectónica que cubre todo su territorio.

    Llegar a esta isla mediterránea es hacerlo a un cruce de civilizaciones, ya que en ella han habitado turcos, árabes, normandos, aragoneses, caballeros de la Orden de Malta y, tras su expulsión de manos de Napoleón, acabó siendo británica hasta el día de su independencia en 1964.

    Todos ellos han dejado buena huella, haciendo que los turistas puedan disfrutar de contrastes únicos allá donde miren. No olvides, además, que fue puerto clave no sólo para las rutas comerciales del Mediterráneo sino también para la Armada Británica durante la II Guerra Mundial, de ahí que los nazis quisieran deshacerse de su puerto, lanzando una ofensiva que casi devastó este enclave de la isla.

    El legado de los Caballeros de la Orden de Malta

    Sin la huella de éstos, Malta no tendría hoy  ni la relevancia que tiene ni la arquitectura que muestra a todo el que se decide por escaparse unos días a conocerla.

    ¿Cómo llegaron hasta aquí? Por un acuerdo con el mismísimo emperador Carlos V que, a cambio de un halcón anual – es un ave más que valorado en esta zona y se dice que los mejores ejemplares siempre han sido malteses – y no levantar armas contra ningún cristiano, les cedió este terreno que entonces formaba parte del Reino de Sicilia. Nos tenemos que remontar a 1530.

    Desde entonces y durante los dos siglos siguientes, esta república vivió sus tiempos más dorados.

    Para pisar uno de los terrenos más importantes de esta orden, basta con acercarse a lo que se denomina las Tres Ciudades, un entramado de la ciudad rodeado de fortificaciones y que dificulta sin duda diferenciar dónde empiezan y acaban Cospicua, Vittoriosa y Senglea.

    Uno de los edificios más importantes de la orden fue el Fuerte de St. Angelo, donde habitó el Gran Maestre de la Orden hasta 1571. Desde este lugar empezó la construcción de la villa medieval que lo rodea, con estrellas calles adornadas de flores que conducen a numerosas iglesias, al propio hospital de la orden o incluso a alguno de los albergues que tenía en funcionamiento la Orden y donde habitaban sus Caballeros.

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    Sin duda te sorprenderá la Concatedral, obra proyectada por Gerolamo Cassar y que, con un interior barroco y único que te sorprenderá según atravieses sus puertas, te llevará a contemplar una de las obras más espectaculares de  Caravaggio: La decapitación de San Juan Bautista.

    La primera de las capitales maltesas: Mdina

    Aunque hoy en día la capital sea Valetta, históricamente no lo fue. En lo alto de una colina, Mdina había estado siempre en pleno corazón de la isla y ejerciendo su capitalidad.

    El cambio vino también de la mano de los Caballeros que, viendo su lejanía de la costa, no les convenía porque perdían de vista y del control su principal fuente de ingresos y comercio, el puerto.

    Medieval como pocas ciudades, sus estrechas calles te sorprenderán no sólo por su belleza sino por su silencio, casi sepulcral. Rodeada de murallas, adentrarse en ella es viajar a otra época, poder visitar numerosas iglesias que se ubican en sus calles e incluso disfrutar con la imagen de las mansiones patricias que esconden las fachadas.

    Pegada al que en su momento fue su arrabal, Rabat, no puedes dejar de perderte también por sus calles que, aunque menos espectaculares que las de Mdina, te mostrarán la vida normal de los malteses.

    Piensa, además, que bajo tus pies estará el laberinto de catacumbas por el que podrás seguir los pasos de San Pablo y los primeros cristianos de la isla, y también descubrir dónde se refugió la población para cuidarse y protegerse de los arduos bombardeos que asolaron parte de Malta durante la II Guerra Mundial.

    Películas rodadas en Malta

    Todo este curioso enjambre arquitectónico ha hecho de Malta un plató de películas sinigual. Sin duda la más conocida es la pequeña Torre de Santa María, de la isla de Comino, que sirvió para simular el Castillo de If de la cinta El Conde de Montecristo.

    También muy conocida y reconocible es alguna de las tomas del fuerte de San Telmo que apareció en El Expreso de Medianoche.

    Pero no es la única. En su momento, Amenábar rodó en el fuerte de Ricasoli algunas de las escenas de la famosa película Ágora, en la que recreaba la época más rica de Alejandría.

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    Te sorprenderá haciendo turismo también un pequeño pueblecito escondido en una de sus calas y que fue construido expresamente para grabar el Popeye de Robert Altman. Hoy en día funciona como un pequeño parque temático que podrás visitar.

    ¿Y si te decimos que Brad Pitt rodó también en la isla? Sí, algunas de las escenas de Troya fueron rodadas en la Valeta y en la Ciudadela de Victoria. También en esta zona de la ciudad reconocerás algunos planos de Gladiator, que se rodaron en las Tres Ciudades.