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    Cinco parques únicos por Europa

    Por el 20 agosto, 2015

    Los parques urbanos son los verdaderos pulmones de las ciudades. Lo es el Retiro, en el caso de Madrid, Central Park en el caso de Nueva York o Hyde Park en Londres, por nombrar sólo algunos de ellos.

    Sin embargo, hay otras ciudades que, aunque también muy turísticas, tienen espacios únicos pero menos conocidos por el público general y que merecen una tranquila mención para darles el verdadero valor que tienen. Ya fueran diseñados por los mejores arquitectos de los monarcas o bien por la propia población, cualquier parque urbano es parte misma de la vida de la ciudad.

    No te quedes ahí y aprovecha para descubrirlos cuando viajes a sus ciudades.

    Cinco parques europeos que te sorprenderán.

    Villa Borghese en Roma: Sin duda hablar de este rincón es hacerlo del parque más grande de Roma. La superficie que hoy en día compone todo el complejo comenzó, en el siglo XVI, siendo un viñedo y no fue hasta un siglo después cuando su anatomía cambio a parque. El diseño de formas geométricas para distribuir las hectáreas lo convirtió en el primer parque de estas características en la capital italiana, incluyéndose en siglos posteriores las mejoras que hoy en día muestra su espacio, incluyendo el lago artificial. Pasó a ser público a principios del siglo XX, cuando el gobierno pudo comprárselo a la Familia Borghese, quienes lo disfrutaban de forma privada con anterioridad.

    Parque María Luisa, Sevilla: Inaugurado para los sevillanos en 1914, sus terrenos formaban antes parte de los que fueran los jardines privados del Palacio de San Telmo. Curiosamente, gracias a la Exposición Iberoamericana de 1929 se levantaron dos de las plazas que representan algunas de las imágenes más famosas de la capital hispalense, se trata de la Plaza de España y la Plaza de América. Todo el que pisa Sevilla tiene casi la obligación de descubrir el legado que pretendió dejar la Infanta María Luisa en la ciudad en la que acabó viviendo.

    Vondelpark, Amsterdam: abierto pasado mediados del siglo XIX, este parque de la capital holandesa recibe al año más de diez millones de visitas. Desde luego, el hecho de tener un teatro al aire libre, espacios adaptados para practicar deporte y también, por qué no, un espacio para los establecimientos de comida y bebida, hacen que cada turista que llegue hasta aquí quiera descubrir todo lo que hay en su interior. La curiosidad de este parque es que la iniciativa partió de los propios amsterdameses, quienes compraron el terreno para poder construir el que se llamaría, en un principio, el Nuevo Parque.

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    Phoenix Park, Dublín: sus más de 700 hectáreas lo convierten en uno de los parques más grandes de todo Europa. Además, quizá su historia también es de las más remotas, ya que se puede echar la mirada atrás hasta el siglo XII, cuando se donó un terreno a la Orden de los Hermanos Hospitalarios, quienes en lo que hoy es parque, levantaron un hospital que perduró hasta la llegada de Enrique VIII y, con la restauración de Carlos II, pasó a ser un espacio de caza. Los numerosos ejemplares de ciervos que hoy en día podrás también disfrutar dan buena cuenta de la razón. También en su interior podrás visitar uno de los tres zoos más antiguos del mundo, el de Dublín, que tiene en su haber más de 700 ejemplares.

    Englisch Gartens, Munich: creado en el mismo año en el que la Revolución Francesa estallaba, al principio nació con intención de ser un parque militar que acabó siendo ampliado para integrar también una parte de espacio público para el disfrute de sus vecinos. De hecho, las ampliaciones y adecuaciones del mismo se fueron financiando gracias a una zona de cultivo que se reservó y de la que se podía ir vendiendo la recolecta. Pasear por sus caminos, llegar a la zona de las casas de te japonesas o por las muchas cascadas que decoran sus calles.